jueves, 10 de junio de 2010

Las dos Caras de la Moneda

Wolfe volvió a decepcionar con la novela "Charlotte Simmons"



Recibió el "Bad Sex Award"

Es difícil creer que, alguna vez, mientras crecía entre la alta alcurnia de la época ,Tom Wolfe, haya imaginado convertirse en el revolucionario del periodismo y pionero de un “Nuevo Periodismo”. También resulta bastante complejo, que, tras aquel descollante éxito haya, si quiera, soñado, con las innumerables, críticas, rumores y chismes proferidos acerca de su sexualidad, vestimenta y clase social dentro del aspecto personal, y sobre sus obras de ficción dentro del campo literario.

Nacido en Richmond Virgina en el año1930, este misterioso personaje, se une a la rama periodística en la Universidad de Yale. Posteriormente, realiza sus pininos en el denominado “ Cuarto Poder” al trabajar en diferentes publicaciones como The Washington Post, el New York Herald Tribune y la revista Squire. Es, precisamente, en esta publicación, donde su editor, tras enviarlo a realizar un trabajo a los ángeles, recibe sus apuntes y descubre aquel talento innato que terminó revolucionando el periodismo.

"Las notas eran tan brillantes, con un estilo de tanta intimidad y nueva energía, que no se parecían en nada a lo que se estaba haciendo en el ambiente periodístico de la época", reconoció el editor del Esquire.

Wolfe sentó las bases de lo que sería el “Nuevo Periodismo”: contar hechos reales con las técnicas de la ficción, escribir textos más emocionales que intelectuales. Todo indicaba que destacaría en cualquier rama del periodismo y la literatura, sin embargo, hasta ahora, sus novelas siguen recibiendo fuertes críticas por parte de sus colegas. Su útlima publicación, “Soy Charlotte Simmons”, terminó por confirmar el fracaso del escritor en el género de la ficción. Fue calificada como decepcionante y paternalista , y , por si fuera poco, recibió el premio ““Bad Sex Award" —un irónico galardón británico que premia a la novela con las peores escenas de sexo jamás escritas—.

Uno de sus jurados, Stewart O''Nan, fue enfático: "Tenía razón John Irving, este hombre no es un novelista".

Hoy, mientras descansa en su departamento en Manhattan o pasea por alguna vidriera , estará buscando la fórmula que le permita llamar la atención una vez más. Todo indica que , esta vez , ni sus trajes blancos, ni los deportes , ni sus novelas podrán mediatizarlo, ahora , que sorpresa nos traerá el excéntrico Wolfe.

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